Muy discutida la aplicación de esta muerte de inducida, a
los enfermos terminales, o, con muerte cerebral (léase comatosos), según la religión,
equivale casi a un suicidio cuando es consentida por el enfermo ya que quitarse
la vida, es imperdonable, ante el Supremo pero la realidad, es, que nada mas el
que carga el costal, sabe en verdad, lo que pesa, o sea, que los dolores insoportables
de ciertos enfermos, no dejan otra salida.
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